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Haciendo cola


Cuando la vio supo que si ella quisiera su fuego lo consumiría.

Pocas veces pasa lo que ocurre, pocas veces, en esa milésima de segundo en que una reacción antinatural, entre la materia y el espíritu, se expande hasta ocupar la antipartícula más perdida. Es tan difícil de entender como intentar convencer a un tribunal de sabios de que estas frases, hasta el momento, son conceptuales. Cuanto más se acerca uno a la comprensión de este misterio, más se aleja uno de la semiótica.
¡Menos palabras que formen frases incomprensibles y más gestos que desemboquen en signos inequívocos!

Las palabras son letras haciendo fila, esperando lo que se puede esperar en una fila. A veces una entrada a un parque de atracciones, a veces la noticia de un diagnóstico fatal. Las frases se van formando con palabras haciendo cola para lo bueno, para lo malo, para lo tedioso, para lo mejor y para lo peor… Y al final el destino de todas las esperas es un vórtice hambriento que devora cualquier significado.

Así que, al cabo del tiempo, él se convenció de que las filas de su verbo estaban haciendo cola en la Roca Tarpeya esperando ser empujadas para estamparse contra el suelo. Literal! El suelo estampado con letras desordenadas. Literal! Frases perdidas en el olvido provocado por la caída libre.

El .- Quizás me leas algún día.

Ella.- Por favor señor! Esta no es su fila!

2 comentarios:

  1. Es precioso aunque triste…como dijiste ..real!...a la vez me haces pensar… que muchos ya hemos visto las palabras al final de esa cola estampadas contra el suelo como Sexto Mario y Mariola….Una vez mas te felicito….

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  2. mi nombre va mutando poco a poco de wAlter a Perseo... gracias Andrómeda

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