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Let it Snow!

Dedicado a todos los que pasaron parte de sus vacaciones en un aeropuerto, con un retazo de su vida cancelada como los vuelos. Dedicado a los que esperaban su llegada a miles de kilómetros, con la página de la predicción metereológica pegada a sus narices. A Donner, a Blitzen, a Vixen, a Comet, a Dasher, a Dancer, a Prancer y a, claro que sí, Rudolph , los cuales, sin la ayuda de la tecnología, surcan los cielos tempestuosos del mundo cada año por estas fechas. A ellos la nieve les empuja, nunca les detiene. Dedicado a todos los que han dibujado un corazón en el frío cristal, invadido por el cálido vaho, mientras observaban la ingrávida danza de los volátiles copos blancos.  A los que dibujan caminos con sus huellas efímeras, enfrentados cara a cara con el gélido viento que les quiere derrumbar. A los reencuentros imposibles y a las despedidas dolorosas. A los niños. Al papel de regalo y a las cajas de cartón. A los contenedores. Al camión de la basura. Al conductor del metro y al mendigo del cajero de Unnim. Dedicado a la esperanza, que sin fe se difumina y sin caridad se corroe. A los cocodrilos del Mara, que se hartan de ñus y cebras dos veces al año. A las cebras y los ñus, que sólo temen a los cocodrilos dos días. A los leones que ruegan al dios del Serengueti que las cebras y los ñus no sean devorados por los cocodrilos. A las cebras y los ñus no devorados por los cocodrilos. A los turistas que, en la orilla correcta, inmortalizan con sus Nikon Reflex las agonías espectaculares de los cuadrúpedos con mala suerte. !Qué suerte tuvimos!, se jactarán en la cena-proyección de rigor. Dedicado a los que tenían safari pero no llegaron por las inclemencias del tiempo. A Ernest Hemingway y sus verdes colinas. A la piel fría de Aneris. Dedicado al  Château Petrus picado, al Don Simón y a la ratafía. A Martin Scorsese, a Eric Rommer, a Akira Kurosawa y a Antonio Ozores. Al olor del bosque después de llover y al aroma del mar en plena galerna. Al tacto de la piel de mi amada. A ti. Y a mí...

Let it snow!

Nunca quise ser sabio

Creo que la mentira más grande y cínica acerca de la Navidad es la que fabricamos nosotros mismos el funesto día en que nos hacen sabios. Cuando un amigo despechado ( sabio antes que tú ) te arrebata con crueldad la magia que te transportaba.
Cuando lo mágico perece todo lo que se mantiene es hipocresía. Una hipocresía infantil, eso sí. Te sacaron de la Tierra de las Ilusiones sin tan siquiera pedirte permiso y, claro, en estas fechas tienes via libre para intentar saltar en el tiempo, para dar un salto mortal con tirabuzón. Y nadie, nadie, te lo tendrá en cuenta. Al contrario, te sonreirán, seas quien seas tú, sean quienes sean ellos. Incluso es preferible que intentes saltar, si no lo haces será extraño. Ellos también saltan, todos saltan, todos saltamos.
Vamos a saltar, pequeño tamborilero. Puede que ese Rey que estás buscando acabe con tanto salto. Redobla a paso ligero, el camino es largo y la estrella se va apagando... Poco a poco, poco a poco.

Un beso a todo el mundo, menos para el que me hizo sabio.

EL PLAT DE FUSTA



Un cert home va envellir,
i com més els anys venien,
més les forces li fugien,
i al fi no es pogué tenir;
i per causa de l'edat,
i del pols molt tremolós,
així que menjava, dos
tot seguit feia del plat.

Per sabut deixo de banda
com per tal causa posava
les estovalles: vessava
quasi sempre la vianda.

El seu fill, cansat d'això,
i qui és el vell oblidant,
diu cremat: "-D'aquí endavant
menja el pare en un recó.
Tanta trencadissa assusta
i més no es pot aguantà;
avui mateix menjarà
el pare en un plat de fusta".

En compliment del manat,
al pobre vell es donava
un plat de fusta, i menjava
en un recó, com llençat.

I això dirà fins que un dia
observà el fill un petit
que era séu, molt eixerit,
que un troç de fusta tenía,
i encara que de pocs anys,
treballava per trencar-la,
i en trencar-la i arranjar-la
hi posava el seus afanys.

-Què fas? - preguntà al xicot-.
Què es proposes? Què barrines?
I el seu fill- No ho endevines?
li respon tot palpissot,
i amb el dit posat al llavi,
"un plat de fusta, perquè,
quan tu seràs vell, farè
que hi mengis com ara l'avi".

Es cremà en sentir això
el seu pare tant i tant,
que li pegà, i tremolant,
el nin cridà amb un gran plò.
"-Com veia que al pare teu
li donaves semblant plat,
jo fer-ne un per tu he pensat
perquè tu ets el pare meu¡"
Calla el nin; el pare pensa;
al seu fill dóna un petó,
de l'avi s'en va al recó,
li agafa el plat i m'el llença;

i amb commoguda paraula
mana com un desagravi,
que en endavant tingui l'avi
el lloc preferit a taula,
i ho mana perquè repara
que és exacte i ben segur
"que el fill es portarà amb tu
com tu et portis amb el pare".

Si ets bon fill, bons fills tindràs,
el teu exemple aprendran,
que és molt veritat el refrany:
TEODORO BARÓ

Villancico

Sueña, coladero,
y canta tu canción.
Entra en mi fría morada.
Ya llegó el momento
de llenar nuestra boca
con tus frases de amor y paz.
Pavos, turrones, Nicolases,
belenes y cortesingleses.
¡Y niños de San Ildefonso!
En la caja dinero,
en la iglesia oración.
Herodes medró para nada.
Un cruel tormento,
Sísifo y su roca,
Prometeo y su rapaz.
Enseña tu póquer de ases,
de reyes o damas corteses.
¡Y que toque la lotería!
Feliz Navidad, felices esquíes,
Que vengan los reyes y sus regalos…
Feliz Año Nuevo, felices deseos,
prósperas digestiones…
Y todos ciegos.
Ciegos de tanto comer,
…ciegos.
Burbujas doradas, el lobo,
vuelve a casa por Navidad.
Muchos no deberían haber vuelto,
y muchos no volverán.
Al menos en mi pesebre,
escondido en medio del lodo,
asoma un simpático ser
que sonríe, en cuclillas,
…!cagándose en todo!

Centro emocional, o no

Esta mañana he vuelto a encontrar la tapa del water levantada.
Lo he vuelto a hacer,  esta vez no recuerdo ni dónde le conocí, debo plantearme muy seriamente buscar de otra manera mi centro emocional.
En ocasiones pienso que no tengo ningún problema  sentimental,  simplemente soy así, al fin y al cabo hace ya dos años que él me dejó, tiempo suficiente para haberlo superado.
Esta noche no saldré... creo


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SUITE


Trabajo en lo que quiero, estudié para ello. Mi filosofía de vida siempre estuvo encaminada en poder disfrutar durante las diez horas al día, al menos, en las que me pongo mi bata blanca, me lavo las manos, y me enfundo mi gorro y mi máscara. Han sido muchos éxitos, muchos premios, infinidad de seminarios donde mi palabra ha sido escuchada sin interrupción alguna. Vivo entre miradas de admiración y gestos de envidia de muchos colegas. Sin que la soberbia acuda a mi debo reconocer que mi vida sexual se ha mantenido en un nivel óptimo, soy un hombre bien parecido que, además, tiene éxito en la vida ¡Y nado en dinero! Debería estar contento y agradecido por todo. Y hasta hace un par de meses lo estaba ¡Pero desde el día que la oí sólo tengo un sonido en la cabeza! En mitad de una operación a corazón abierto oigo las notas carnales de su celo deslizándose, vibrando como lombrices, por debajo de mi piel. Actúo como un autómata, cortando fibras con necrosis, cosiendo los bypass, pero mi verdadero yo vuela hasta el ático B. Las operaciones terminan, las felicitaciones abundan, los monitores emiten sus agudos pitidos y alguna enfermera se acerca a mí, rozando su bata en mi espalda, con evidentes signos de admiración. Pero yo sólo quiero escucharla a ella. Quiero entrar en su piso otra vez y experimentar de nuevo lo que debe ser estar en el Cielo. Quiero, tan sólo, que me diga: “Calla, siéntate y observa“.

Gat esquerp de peluix

He fet una festa sensible al meu cor.
Crec que ha vingut tothom
La invitació era clara:
Veniu amb il·lusions
Mostreu les vostres intencions
Deixeu fora la gravetat de paraules.
Hem menjat diverses ocurrències,
begut l’enteniment.
Hi havia rialles estridents,
tristeses amagades dins de records.
Malgrat tot,
he fet una festa.
Gràcies per l’estranya assistència,
però faig recompte
i crec que estava lluny de tot.
Fins la matinada, et vaig esperar
com un mussol,
a la foscor, he vist un gat esquerp de peluix
protegint-te el teu món.
Potser aquelles cerveses
tenien massa cos.
MAR ©
Manuel Andero del Río

HAMBRE???





HAMBRE




La mayoría de las muertes por hambre se deben a desnutrición permanente. Las familias sencillamente no tienen suficientes alimentos (o tal vez no cuentan con recursos para adquirirlos debido a su carestía). Esto, a su vez, se debe a la extrema pobreza.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que unos 1500 millones de personas en el mundo sufren de hambre y desnutrición, una cantidad cerca de 200 veces mayor que el número de personas que efectivamente mueren por esas causas al año. Este dato, actualizado a 2010, es de 920 millones, según informa la FAO (Organización Mundial de Agricultura)
Iniciativas contra el hambre

El 24 de agosto de 2006, se celebró la Cumbre mundial contra el hambre, liderada por los gobiernos de Brasil, Chile, España y Francia en la que mandatarios de 113 países firmaron una declaración contra el hambre en el mundo.

En el 2010 la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) lanzó el proyecto 1billionhungry el cual busca presionar a los Gobiernos para que se ocupen del tema del hambre.

"FUN" ERARIA


Qué culpa tenía él si se habían dejado ese fajo de billetes encima de la mesa? Era su culpa que la puerta estuviese abierta y desde fuera quedase a la vista ese montón de pasta? Quizás no era una señal la frase escrita en esa lápida? “ Entró en el Reino de los Cielos y obtuvo la riqueza “. Y no era una señal que en ese sitio pareciese no haber nadie? Cuatro ataúdes cerrados rodeaban otro que estaba abierto, un poco inclinado para mostrar su contenido. En su interior, un cadáver. Como todos los cadáveres tenía pinta de muerto, pero le extrañó un raro toque sintético en su semblante. También encontró muy rara la forma en que estaba vestido. Nadie viste así un cadáver a no ser que esperase recibir una parte mucho más considerable en concepto de herencia. Incluso nadie que lo hubiera apreciado como a una pulga obcecada en dibujar el atlas universal en su espalda hubiera dejado al finado luciendo esa mueca patética. Ya es bastante patética la muerte!, pensó con indignación hacia unos familiares desconocidos. Uno es un mangui, pero decente! De todos modos no aprovechar las oportunidades te convierte en un zombie, un espectro, y aunque el lugar era adecuado para pasar a cualquiera de los dos estados metafísicos, Edgar Pou se decidió.
Abrió lentamente la puerta y se oyeron unas campanillas. Suave, muy suave. Edgar se trastornó, pero la calma total del establecimiento moderó el ritmo de sus latidos. Aún así pensó que sería bueno demostrar su interés por el material expuesto, por si acaso. El lugar era macabro, pero el estilo gótico le daba un toque solemne. Le pareció estar entrando en un joyero forrado de rojo satén. Encima de una camilla con ruedas se podían ver algunas coronas de flores. La habían dejado allí de cualquier manera. Una puerta entreabierta que daba al garaje le convenció de ello.
- Hola! – dijo, intentando no alzar mucho la voz.

No contestó nadie. Para asegurar el tiro repasó la situación. Nadie por aquí, nadie por allí. Miró en el garaje y ni una alma. Se acabaron sus dudas!
Atravesó la funeraria en dirección al despacho y fue en ese momento cuando, al lado del baúl abierto, se dio cuenta de por qué se había extrañado antes. Si incluso estaba con los ojos embobados! Era un maniquí. Parecía estar ahí cumpliendo labor de reclamo. Vaya huevos! Si necesitaba el último empujón para decidirse aquello le pareció suficiente. Incluso tuvo que luchar contra una de las fuerzas más nocivas contenida en la cadena genética de la especie humana. La curiosidad! Habría sorpresa, también, en los ataúdes cerrados? Bah, lo dejaría para otro día. Tenía una labor por terminar.
En pocos segundos todo se precipitó. Ya tenía el dinero, un buen fajo, y lo conveniente era una huída rápida. Se dirigió, raudo, a la puerta principal cuando vio que dos hombres muy elegantes y de serio semblante se dirigían muy decididos hacia la tienda de los horrores. Tenía poco tiempo para reaccionar. Saldré por el garaje, pensó. No tuvo ni tiempo para abrir la puerta. Oyó el rumor de un coche entrando y apagando su motor. Si hubiera pensado lúcidamente la solución podría haber sido más lógica. Pero era lógico entrar a robar el dinero que alguien había pagado para adquirir su departamento definitivo? Era lógico entretenerse en mirar los últimos modelos de ataúd y repasar su lista de precios y las condiciones más favorables para el último viaje? Era lógico estar cara a cara con un maniquí de Zara montándose la siesta en un baúl con cara de quebiensestá? Si entras a robar en casa del enterrador y te pillan con las manos en la masa, la última cosa que puedes hacer es argumentar que estabas ahí matando el rato. El maniquí! Sí! Ya lo tenía! Sólo rezó para ser lo bastante rápido. Con esa fuerza sobrenatural que hace que una madre levante la rueda de un camión que aprisiona a su hijo, Edgar Pou abrió uno de los ataúdes que habían sido antes diana de su curiosidad. Vacío! De coña! Sin pensarlo dos veces cargó con el maniquí y lo dejó dentro, lo encerró sin hacer ruido. Él, naturalmente, esa era la idea, ocupó su lugar. Respiró profundamente y se acomodó intentando adquirir una actitud más digna que la de su predecesor.
Quieras o no, pensó, para estar cómodo en un baúl es mejor ser cadáver o maniquí. Ser un hipocondríaco claustrofóbico cargado de manías era un mal presagio. Edgar no era religioso, pero por si acaso intentaba no bromear con esas cosas. Por lo que pudiera pasar. De momento parecía tener la suerte de cara, los dos hombres no entraron al despacho ni se fijaron en las existencias. Estaban de cara a la calle, parecían esperar quién sabe qué. Edgar no se podía incorporar, pero le pareció que fumaban. Le molestaba tragarse el humo producido por los demás pero, si quería estar en su papel, si quería ser un buen muerto, no podía dejarse vencer por tonterías. Decidió concentrarse en otras cosas. Se imaginó, ya fuera de peligro, gastándose su premio en “ La Puerta del Cielo “. Se imaginaba entrando con la mano derecha alzada llena de billetes. Veía a Natasha y a Gabriela Estefanía dejando de banda cualquier compañía, mirándolo con admiración, dedicándole muecas de lujuria. Si en esos momentos los dos acólitos hubiesen repasado al maniquí no hubieran dado crédito a la protuberancia que crecía en su entrepierna unisex. Pero Edgar tenía su día de suerte, aparte de un miembro erecto con un rigor mortis exultante. Una gota de frío sudor le bajaba serpenteando por la sien y tenía todas las colmenas del mundo intentando salir de su vientre agujereándole el ombligo. Debía recuperar el control, ya había llegado muy lejos!
Los dos hombres seguían con su animada conversación que, de vez en cuando, acababa con una explosión de carcajadas. Oyó como hablaban de un cliente, un personaje popular por sus monólogos en la TV. Un cruce de la filosofía con el cinismo que les había hecho disfrutar muchas noches con sus frases ocurrentes y sus aforismos contundentes. Biel Lugo había muerto esa misma noche atropellado por el camión de las basuras cuando se dirigía a los estudios de la productora. En esos momentos estaba reciclando. “ Qué contrasentido, un nihilista arrancado de la vida mientras reciclaba“, dijo uno. El otro reía.
Edgar empezó a notar síntomas de ansiedad. Por un momento se había imaginado cómo lo transportaban dentro de la caja, sin darse cuenta de que aún vivía. Sin fuerza ni para gritar, ni para cocear, tan sólo para arañar débilmente las paredes tapizadas de seda y para escuchar a uno de los portadores decirle a otro: “Puede ser que esta madera tenga termitas?“ Termitas? Que soy yo! Estoy vivo! Abridme! Pero nadie le oía y cada bocanada de aire se hacía más densa y su cerebro hervía en un chup-chup in crescendo. Sus neuronas procesaban tan aprisa que era imposible devolverle a ese estado semi-cataléptico que era el único que le podía permitir la búsqueda de una solución.
Uno de los hombres le devolvió a la realidad. “Y además lo mejor de todo es que la viuda ha pedido al jefe que le ayude para encontrar un buen epitafio”, dijo.

- Te lo puedes creer? - siguió -. El rey de las frases ocurrentes pendiente de Horacio Gris, el enterrador, para lucir su última sentencia.

Aquello ya era demasiado! Carcajadas en la funeraria mientras un muerto, supuestamente un maniquí, está al límite de un ataque de nervios.
Edgar recuperó fuerzas para abrir aquella tapa imaginaria que le oprimía y, empapado de sudor, decidió que no aguantaba más. Se levantó silenciosamente, con mucho cuidado. Y como si no pasara nada, estoicamente, pasó por delante de los dos sorprendidos contertulianos.

- Vale chicos – dijo – yo voy pasando....

Los dos asistentes vieron, embobados, como Edgar, ya en la calle, arrancaba a correr. El susto fue de campeonato.

Por la mañana siguiente Edgar miraba la página de sucesos de “La Vanguardia“ con orgullo.
Robo en la funeraria “El Reino de los Cielos“ con extraño rito satánico.
Explicaba con mucha imaginación que un ladrón perteneciente a una secta demoníaca irrumpió en el negocio de Horacio Gris para robar una gran cantidad de dinero, cambiando de lugar el cadáver embalsamado de Biel Lugo, el humorista.
A unos kilómetros de distancia los dos inseparables acólitos del señor Gris también estaban orgullosos repasando las páginas de sociedad del mismo periódico.
Última extravagancia del lunático Biel Lugo, se leía a pie de foto.
En la foto una lápida con este epitafio: Vale chicos, yo voy pasando...

Algo le pasa a Rufus


Ya tuve una premonición esta mañana, al levantarme. Un mal presagio. Rufus estaba en un rincón. Tembloroso, acurrucado.
- Qué te pasa, gatito? – le dije.
Ni un triste maaau. Me miró, como asustado, y siguió en esa postura. Con su motorcito encendido…,runrunrunrun. Normalmente me sigue hasta la cocina, haciendo eses entre mis piernas, refregándose cada vez que me paro. Pero esta mañana nada le importaba, como si se escondiera de algo.
- Toma Rufus – grité, mientras sacudía el saco de pienso.
Nada! Lo normal hubiera sido un pequeño terremoto, garras deslizando por el parqué, maullidos histéricos, pero nada.
- Estás enfermito, cielo?
Cada vez que le decía algo era como si tuviera un pequeño susto. Enérgicamente, como en un tic espasmódico, se giraba violentamente. Olía el aire, oteaba el entorno, y volvía a acurrucarse. Pensé que todo era muy extraño y que, si seguía con esta actitud, mañana lo llevaría al veterinario. Al salir de casa, lo reconozco, estaba un poco preocupada. Siempre me alteran los cambios inesperados de actitud, ya sean de un gato o de la persona más querida. Pero no tenía tiempo, mi avión despegaba a las diez y casi eran las nueve. Bajé la escalera a todo tren y, al pasar por el primero, el perro de mi vecina se puso a aullar. Cuando estuve unos escalones más abajo paró. Muy extraño, todo muy extraño. En el vestíbulo me crucé con Pepa, la portera, que estaba abrillantando las placas doradas de las oficinas del entresuelo.
- Buenos días, Pepa!
O no me oyó o yo iba demasiado aprisa y no percibí su respuesta. Ni tan siquiera se giró. Bah, siempre ha sido alguien muy especial, pensé. Es capaz de darte un monólogo sobre las alubias del mercado y al día siguiente girarte la cara haciendo la despistada. Lunática!
Al salir a la calle una explosión de luz me cegó y, como por arte de magia, me vino a la memoria el sueño de la noche anterior. Mal sueño para recordar esperando un taxi que me llevara al aeropuerto.
- Abróchese el cinturón, por favor! – me mandaba el sobrecargo.
- Pasa algo?
- Abrócheselo por favor!
Muy buena cara no tenía.
Al mismo instante yo miraba por la ventanilla y observaba un motor perdiendo lo que parecía ser combustible.
- El motor, el motor!! – decía yo agarrando al sobrecargo por el cuello de su uniforme.
- Está todo bajo control, señorita. No hay porque preocuparse.
Por suerte me desperté antes de que pasara nada, lo último que recuerdo es que el combustible se encendía. Después un ruido ensordecedor y gritos, muchos gritos.
Los sueños tienen su significado y casi nunca quieren decir lo que muestran. Se tiene que hurgar y hurgar para encontrarles el sentido.
Un cambio? El trabajo? Martín? No, Martín no. Últimamente lo nuestro marcha bien. Vaya, ahora que lo pienso, le dije que llamaría antes de marchar.
- Nada, qué extraño! Y cómo es que me ha llamado tantas veces esta noche y yo no oí nada?
Bueno, la verdad es que estaba muy cansada y me pasó la noche como en un chasqueo, ya lo probaré más tarde, en el aeropuerto. Aún tengo tiempo de comprar el periódico mientras llega el taxi. Paco está de espaldas, ordenando los periódicos del día.
- Buenos días, Paco – le digo.
No me oyó, está absorto en su tarea. Bah, cogeré el periódico y no le entretengo. Le dejo el dinero en el mostrador.
Pero, carai, qué es esto? Noticia de portada. No me lo puedo creer!
“ Airbus 320 de Iberia se estrella en los Monegros a las 10’30 de la mañana. Sin supervivientes. Se busca la caja negra para… “
Cómo puede ser que no me enterara? Menos mal! Es el mismo avión que yo debo coger hoy. La misma hora, sólo un día de diferencia. Si en vez del 13 de febrero lo cojo el 12 no lo explico. Y eso que a mi el 13 me da escalofríos. Ahora mismo me dieron escalofríos, incluso estoy aterida…
Se acerca un señor al quiosco.
- Hola Paco!
- Hola, señor, buenos días – contesta el quiosquero.
Al menos a él le oyó.
- Oiga Paco, no tendrá un periódico de ayer? Lo necesito.
- A ver… Creo que alguno hay… Mmmm , sí. El Periódico, 13 de febrero, aquí está.
Que no Paco! Hoy estamos a trece! Mira mi periódico, mira…
No, no es posible!
No me oye. Habla con el señor.
- Una chica tan maja! – dice Paco, señalando mi edificio.

Un poco de hojas de otoño en Madrid ...


Sentada de espaldas al pasado espero.

Mientras, sin avisar, veo por la ventana caer dos hojas marrones. Son ellas las que despiertan en mí una transición, entonces mi vida como mujer queda cubierta de color ocre de otoño.

Te susurro al oído, tú juegas con mi pelo;
- Descríbeme una historia, cuéntame un otoño en que compartiste amor con alguien, en el que casi sin palabras escribías poemas de viento.
- No puedo, me dices, nunca compartí amor en otoño.
Cojo tu mano y miro tus ojos, sonreímos, justo en ese momento el mundo se detiene.


… Y fuera se oye una canción que lleva su nombre

Angels (´) 
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Tienen RAZÓN, pero...

La música no es más que matemática. Unas ondas a una frecuencia determinada que llegan a nuestro cerebro a través de los conductos auditivos. Y bla, bla... A veces LOS FORMULADORES deberían tener oídos, escuchar y guardar el cuaderno en lo más hondo de su pupitre frío y desolado.



La llamada


Giovanni Specchio se acababa de levantar cuando, en lo que sería una cadena casi sin fin, sonó el teléfono.
- Dígame – dijo, por primera vez.
Nadie contestó, en lo que sería una cadena de silencios casi infinita.
- Quién es? – insistió.
Nada, sólo una presencia preocupante al otro lado de la línea.
Así día tras día, hasta que una mañana, por arte de magia, quizás, Giovanni se acostumbró. Esa madrugada, que debía ser como las otras, se levantó a la misma hora de siempre, y a esa misma hora sonó el teléfono. Pero ese día descolgó con energía, sin saber por qué. Conjugó el imperativo con una euforia indescriptible, para él. Sin conocer la razón, su voluntad tenía sed de ese momento.
- Dígame – dijo.
- Quién es? – insistió, como hacía tan a menudo.
Y nada, claro. Sólo el silencio y un leve ronroneo. El ronroneo al que Giovanni era adicto inconscientemente.
La vida de Giovanni Specchio iba pasando con más pena que gloria, era un ser gris, mediocre, sin ningún atisbo de ínfula, aunque la peculiaridad de su despertar diario le hacía más importante de lo que él nunca llegó a sospechar.
Hubiera podido hablar con la policía, o con los de la compañía. Hubiera podido compartir su secreto con algún familiar, o algún conocido, pero no quiso ser tomado por loco. Un lunático solitario, eso es lo que era. Pero de ahí a loco había un puente al que no se le observaba el final.
Como a todo ser vivo, a Giovanni le llegó su fin y, aunque mísero, tuvo suficiente para encargar una lápida para su nicho. Con la oposición, cabe decirlo, del párroco del cementerio, que le dijo que no era partidario de frases filosóficas en el camposanto.
Giovanni, que no entendía de ciencias ni de esencias, se encogió de hombros y sonrió al cura. La misma sonrisa que le quedó cuando, después de expirar, habiendo recibido el sacramento de la extremaunción, el vicario de Dios cerró sus ojos sin brillo.

Al cabo de unos años, su tumba, con la oposición tácita del viejo rector, se ha convertido en lugar de peregrinaje para poetas existencialistas. Y seguro que la frase grabada en el mármol es una fuente más de inspiración para las sedientas bocas de los aspirantes a la nada.

Giovanni Specchio 1925-2006 “ Aún me pregunto quién me llama “

El Puente


Cuenta la leyenda que Genaro Sinfé volvía a casa después de años de un exilio al que le obligó la hambruna que asolaba la región de Nocreas. Había tenido suerte, gracias al duro y cruel trabajo, y acarreaba un saco lleno de semillas y una bolsa llena de monedas. Su felicidad fue casi absoluta cuando divisó el esbelto campanario que, quizás a modo de bienvenida, empezó a resonar con el tañido reverberante de sus campanas de bronce. El castillo se alzaba, como siempre, vigilante, en la cima de la colina y sus estandartes amarillos y verdes ondeaban, amistosos, quizás como señal de la buena nueva. A cada paso, la postal que retenían sus retinas se transmutaba en pétrea realidad. Empezaron a llegarle los aromas olvidados, los olores que, a medida de atravesar diariamente su pituitaria, formaban parte de sus sensaciones cotidianas. Esas a las que no das importancia hasta que desaparecen de tu vida. Estaba tan cerca de la puerta principal de la muralla que ya llegaban hasta él las voces de los niños jugando en la plaza porticada, quizás algunos no habían oído hablar nunca de él. Y sólo le quedaba el último paso. Un paso real y uno alegórico. El puente! El puente que separaba el ayer extenuante del hoy gratificador. Genaro se dispuso a atravesarlo y, a cada paso, la euforia invadía su alma. Cuando llegó a la mitad, justo en el vértice donde termina la cuesta y asoma el descenso, se paró para observar el foso. Como si no hubiera pasado el tiempo! Los patos con su nadar errático fabricaban surcos ondulantes que iban a fallecer en la orilla, los peces de colores daban un toque de alegría a sus aguas opacas cuando emergían en busca de algún insecto incauto, unos mozalbetes intentaban rebotar piedras al otro lado, un poco más allá… El tiempo parecía haberse parado, todo estaba en su sitio.
- Dónde vas, forastero?
Le cogió por sorpresa, despertándole de su paréntesis. Un viejo le sonreía, apoyado a unos metros de él. No había maldad en su rostro, ni cinismo en su gesto.
- Soy Genaro Sinfé. Marché hace unos años a buscar fortuna y vuelvo a mi hogar, por fin, después de haberla encontrado. Al fin vuelvo a casa.
- Si Dios quiere! – contestó el viejo, amablemente.
Genaro calló y se dirigió a la puerta de la muralla después de despedirse del anciano con un gesto casi imperceptible. Cuando acababa de atravesar el puente, ya a pocos metros de la entrada, se paró y dijo susurrando: “Tanto si Dios quiere como si no quiere… “
La leyenda popular cuenta que, después de hablar así, Genaro se encontró, de golpe, nadando en la fosa, como un pato más. La venganza divina, no contenta con alejarlo de casa, de separarlo de los suyos, de tenerle años a pan y agua , trabajando como un mulo, para ahorrar lo suficiente, se había cebado en él por un pequeño momento de soberbia. Por una frase innocua, farfullada en un momento de euforia. Por esta misma frase, su mujer, y sus hijos, seguirían pasando hambre, sólo abastecidos por la miseria que conseguía su pobre esposa vendiendo su ajado cuerpo los días de feria. La venganza divina es terrible. Cuenta, también, la leyenda que, después de un par de años como ánade del foso, vio a un viajero llegar a la muralla. Fue nadando hasta el puente y oyó la pregunta que un tiempo atrás fue dirigida a su persona.
- Dónde vas forastero? – preguntó un viejo, quizás el mismo viejo.
- Vuelvo a casa – contestó el desconocido.
Nuestro pato Genaro no tuvo tiempo de avisar, ni de pensar para sí: si Dios quiere! Cuenta la leyenda que, si así hubiera sido, Genaro Sinfé habría sido perdonado y trasladado a las puertas de su casa. Pero no todo es malo, ahora Genaro, el pato Genaro, tiene a un compañero nuevo. Un buen ejemplar de pato.
Y…, no hay mal que cien años dure. La mujer de Genaro y la de Diego, el pato Diego, se conocieron en la calle. Y unieron sus esfuerzos para erigir una posada donde, aparte de buen vino y manjares, ofrecen sus servicios personales por un buen precio. Curiosamente, las dos son aficionadas a ir al foso a echar migas de pan a los patos. De ahí salió el nombre de la posada. Al principio, enfadadas con su triste destino, quisieron ponerle “ La venganza divina”, pero el prior de la abadía, un buen cliente, les aconsejó que lo desestimaran. Quemaríais demasiado bien en la pira, les dijo. Al final convinieron en grabar el nombre de “ Los patos del foso” en el tablón que cuelga del hierro de la pared.

PD.- La pregunta es: Nadie sacará al puto viejo del puente??

Si es blanco y en botella puede ser montonazo de cosas ...


Querido, te escribo ahora que no estoy lúcida.
P.D. He tomado un evastel para la alergia y me ha entrado un buen rollito. te preguntarás angustiado:  Y por qué esta me cuenta lo del evastel ahora?
Tot bé ! Te lo cuento.
Estando resfriada 5 días con sus noches, encerrada en casa sin emociones externas y ya cansada de utilizar la hiperactividad femenina limpiando, me dije a mi misma: valiente, atrevida, osada y acércate al súper a comprar suministros ...  Yo que suelo hacerme caso y fui. En la aventura encontré un señor de avanzada edad, atento, feliz y sonriente que en la cola del súper me dijo:
-Pasa bonita, tú primero.
- Perdón ? - le pregunte ,él tenía sólo un par de cosas, yo 800 aproximadamente. Por supuesto todas para la limpieza del hogar, y un bote de nocilla de un color (estaba de oferta).
-Por favor, pasa delante mío - repitió.
-Gracias caballero, estoy muy resfriada y tengo los oídos como sordos -  sonreí  con muestras de agradecimiento y coqueteria.
-Bella criatura -  dijo  (me gustó oírlo hace un rato, pero ahora que lo escribo todavía me gusta más) -, no estás resfriada, tienes alergia...  Seguimos dialogando unos minutos y después de dejar la compra en casa fui a la farmacia a comprar... evastel
Una hora después y una pastilla más en mi cuerpo...  Me encuentro mejor !!!!!
*** Moraleja ***
Si es blanco y en botella puede ser montonazo de cosas. 
En ocasiones nada es lo que parece y por mucho que te digan aquellos que saben lo que se dicen, si no estás bien contigo (... y entonces alguien se acerca a ti te habla dulce , te sonríe y cuando te das cuenta estás en la cola de un súper sonriendo ), empieza a plantearte que la razón absoluta no existe.
**P.D.**
Quizás no tiene importancia pero no te dije que el Sr. que me llamó bella criatura (me gusta repetir esta parte) suele sentarse en la puerta del  ya más que nombrado súper a pedir limosna...

Anotación: La carta tiene DUEÑO, pero es lo que tiene no pertenecer más que a mi misma.
Angels (´)

Dulces Sueños

Angel de los Sueños

MOJANDOLO TODO ...

Mojándolo todo...

Tendida
con los muslos como alas abiertas
dispuestas al vuelo
me incitas me invitas a viajar
por lácteas vias
y negros agujeros
levemente desvelados
por tu mano que juega
con pudores y sudores
enjugando entre pétalos de carne el estigma
de tu flor más desnuda
mojándolo todo
mojándolo todo
volando por universos de licor.

Húmedas llamas
los labios que con tus dedos
delicadamente delatas, dilatas para mi
mostrándome obscena la cueva del milagro
por donde emana el líquido rayo
de la vida incandescente fuente,
lechosa lava salpicaduras de agua
profunda que inunda
mojándolo todo
mojándolo todo
volando por universos de licor.

mojándolo todo

Mi boca
besando tus labios incendiados
se dispone a beber
en tu cáliz de polen y licor
y, entre zumos y zumbidos
de olas y alas,
libidinosamente libar
el néctar
de la flor de tus mareas...
lamiendo la miel salada que te fluye
y quema mi lengua que vibra, lasciva,
entre savia y saliva
mojándolo todo,
mojándolo todo,
volando por universos de licor.

Mis alas
de cera batiendo, combatiendo
tu fuego en oleadas
de ardientes espumas y plumas
e Icaro volando
tan alto, tan alto
que a punto de entrar en el jardín del Edén
fundido su vuelo por tu derramado sol
cae como el ángel exterminado
al mar de los naufragios
mojándolo todo,
mojándolo todo,
volando por universos de licor..

mojándolo todo,
mojándolo todo,
volando por universos de licor..


Luis Eduardo Aute


Divertimentus perpetrati ( Io sono desolato )


Como buen perro me tengo,
si mucho ladro poco muerdo.
Si poco como mucho gruño,
Si no me quieres me enfuruño.

Como haría un buen can,
harto de esperar al dueño,
feliz, al llegar, te digo hola
moviendo, inconsciente, mi tosca cola.

Como buen pariente del lobo,
el orgullo pinta mi semblante.
Pero desparece raudo, pido justicia,
cada vez que tu mano me acaricia.

Soy un perro poeta,
un cánido escribiente,
un amante anacoreta,
un saco de simiente.
Un aprendiz de asceta,
un lobezno demente,
medio cañón de escopeta...
un salmón contra corriente.

Quiero el todo a partir de hoy,
aunque me llamen loco cuerdo.
Aunque de perro pase a cerdo,
cuando tú llegas yo me voy.

Quiero un cómo y un porqué
un tequiero , un hastacuando,
un que nadie ande jugando
con cometas sin cordel.

Al fin y al cabo,
soy humilde extravagancia,
sin la mínima importancia…

ASOMBROSO!


En mis viajes por Internet alguna vez me he dejado llevar por la curiosidad y he sido presa de las ansias del dinero fácil. Cabe decir que, si te ofrecen entrar en el sorteo de 20.000 € con sólo marcar una casilla después de haber rellenado algunos datos personales, el esfuerzo es mínimo... Yo lo hice ,y hoy soy el verdadero protagonista de mi historia. Entre seis casillas tenía que elegir una y marcar. Una de viajes, otra de estudios, otra de automóviles, otra de seguros... y, al fin , la que marqué yo. Una vidente que ofrecía sus servicios gratuitos. No soy muy dado a entrar en este tema, pero me hizo gracia... Sin más preámbulos os adjunto el mail que recibí y la respuesta que envié.

Espero no ser víctima de vudú, aunque esta tarde ( unas horas antes de todo este embrollo ), me empezó a doler la cabeza, un dolor punzante, muy agudo, que no se me va...

wAlter bArros


PRIMER MAIL ( la médium visionaria ):

Ante todo, quiero darle las gracias por su confianza.

En relación a su solicitud, su problema me ha parecido tan importante que he realizado un estudio profundo respecto a usted durante varias horas, a fin de ayudarle a resolverlo lo antes posible…Con toda mi amistad y mi simpatía,
Su devota amiga,

Mara
Médium Visionaria

SEGUNDO MAIL: ( yo )

Queridísima y respetadísima Mara, la médium visionaria.
A partir de hoy ya creo en los astros y en la quiromancia y en la lectura de los posos de café!!
Cuando he visto su mail, diciéndome que ha estudiado mi caso durante horas, habiendo yo enviado la solicitud ( por una oferta comercial en la red de 20.000 € ) hace sólo cinco minutos, he de confesarle que mis pelos se han erizado y se ha encogido mi piel. Usted lo sabía! Usted sabía que yo iba a marcar esa casilla, usted sabía mi nombre, usted era consciente de mi grave problema y se ha anticipado consciente de que cada segundo perdido vale un imperio. Sé que no debería escribirle este mail, porque evidentemente usted ya sabe lo que le quiero decir, pero recíbalo tan sólo como muestra de sumo agradecimiento. Ahora ya estoy tranquilo, siento que mi confianza, que derivaba hacia el abismo, va retomando el rumbo adecuado. Mi barco tiene un buen timonel por fin.
Es de bien nacido ser agradecido y voy a hablar de usted a todos mis amigos,
algunos tienen problemas más graves del que me ha impulsado a mi a esta desesperada búsqueda, pero yo qué le voy a contar, usted ya lo sabe...
Deme un segundo!
Que sepa que ellos ya están al corriente de sus aptitudes sobrenaturales, ya sabe... El tiempo es oro en estos casos. Sólo le pido un favor muy grande, aparte del de ayudarme en mi tragedia,... Por favor Mara, la asombrosa médium vidente, cuando ellos le llamen no pregunte: Cuál es su nombre?

Con todos mis respetos, que le envío ahora pero le han llegado ya hace rato!!!!

El cometa nunca viene cuando lo necesitas!


Decidí acceder a su deseo más por honor que por amor. Después de una noche en la cual viajé al séptimo cielo gracias a sus caricias y a sus espasmos, le di mi palabra.
- Mañana te llevo, lo prometo – solté, esperando que el cometa Halley arrasara la Tierra por la noche mientras durmiéramos.
Pero el Halley no volverá hasta el 2061 y, al despertar, todo estaba en orden. Ya el hecho del despertar en sí era bastante indicativo de la nula intención del cometa para bajar en mi ayuda.
Y allí me encontraba yo, atravesando la playa de Pals en dirección al camino que serpentea remontando unas rocas y desemboca en la pequeña y hermosa cala que sirve de guarida a los practicantes de la sana tradición del nudismo. Yo, un iconoclasta de tendencias ácratas, siempre he tenido un matiz pseudo-casquivano en lo referente a mi desnudez pública y eso hacía que, aunque disimulándolo, un sentimiento de inseguridad me invadiera. Mi primera vez! No se lo diría, cómo podía confesarle algo así? Ella era virgen en el tema y yo siempre me había asignado el papel de hombre de mundo, por lo que me tocaba representar uno de mis mejores papeles, con ella como público.
Habíamos, ya, conseguido trepar hasta la cima de la roca y debajo nuestro se dibujaba lo que mi educación católico-victoriana relacionaba con el principio del fin de la ciudad de Gomorra. La playa, cerrada en semicírculo a nuestros pies, era una pequeña maravilla de la naturaleza. Desde nuestra posición, a unos cuarenta metros por encima, podíamos observar nítidamente el relieve del fondo marino, sólo adulterado por el movimiento de alguna minúscula ola y por los destellos intermitentes de la canícula. La arena estaba repleta de cuerpos desnudos tumbados. Culos sonrientes, tetas observadoras ( bizcas habría algunas, pensé ), periscopios en posición latente esperando no ser llamados a misión… Mi primera vez como voyeur y , al mismo tiempo, en unos minutos iba a convertirme en objeto de voyeurismo.
- Allí veo un hueco, rápido! – me dijo ella, arrastrándome con una ilusión que yo no entendía.
En medio de la playa, estábamos justo en medio de la playa! Rodeados de norte a sur y de este a oeste… Lo peor de todo, pensé, sería el camino hacia el agua. Qué haría? Debía pasar por el medio de toallas, sombrillas, grupos de naturistas hablando. Joder, y en pelotas! Aunque deseché la opción de irme al agua en bañador. Por si era el desencadenante de un motín con linchamiento final. Se veían pacíficos y buena gente, pero quién se fía de alguien que está desnudo y te mira a los ojos?
La verdad es que la jornada pasaba agradablemente, después de superar mis complejos y temores. Ella estaba contenta y yo, aunque con la procesión por dentro, había sido un maestro de ceremonias ejemplar. Sólo un pequeño detalle me puso en alerta por unos instantes. El sol iba derivando hacía el oeste y la sombra de las rocas devoraba con avidez parte de la playa. Éramos los mismos pero los metros cuadrados utilizables se habían reducido a la mitad. Como playa nudista me empezaba a parecer un poco demasiado densa. Noté unas gotas heladas en mi espalda, me giré, y ella me sonreía. Llegaba de refrescarse y la tenía de pie ante mí con su figura esbelta, su piel de alabastro enrojecido, su cabello de azabache chorreando como una fuente… Unas gotas de agua afortunadas coronaban sus pezones y a mi me parecieron piercings de diamantes. Creí ver, dejando aparte la vestimenta, una aparición mariana. Dos gotas más atrevidas que las otras estaban en plena carrera descendiente, rodeando su ombligo, hasta que confluyeron las dos en la misma meta. Su pubis depilado. Mi santuario. Ya me solté y los metros cuadrados menguantes se diluyeron. Al final me tumbé a su lado, de espaldas eso sí, y me quedé semi-inconsciente. Estaba en el paraíso, eso era el cielo. Desnudo bajo el sol, al lado de ella. Estos pensamientos me reconfortaban y aumentaban mi devoción. Empecé a acariciar suavemente sus muslos con mis dedos, con movimientos casi inapreciables. Ella parecía estar a gusto, silenciosa con los ojos cerrados, y seguí. Empecé a usar mis pies para , poco a poco y dulcemente, rozar sus tobillos. La pasión aumentaba y mi pie subía hasta su rodilla para bajar, presionando ya más fuerte, contorneando sus gemelos hasta pararme en su talón. Ella nada. Fue cuando caracoleé mi dedo gordo por la planta de su pie que ella, bruscamente, apartó tan placentera unión.
- Qué haces? – le dije, un tanto mosqueado.
Ella abrió los ojos, me miro y dijo: Qué!
Pues nada, me puse otra vez con más ánimo, con más ahínco, con más amor si cabe. Adornando los caracoleos e imprimiendo a mis caricias una energía renovada. Y, al rato, otra vez. Una separación violenta y una pregunta, ya más molesto.
- Qué haces? - repetí .
- Quéeee… - me dijo ella, con algo de cabreo.
- Joder, por qué te molestan mis achuchones? Qué hay de malo?
- Tus achuchones? Pero qué dices? A mi?
Eso me mosqueó y me incorporé. Miré para atrás. Y otra vez quise que el cometa llegara con su lluvia de fuego exterminadora. Mis pies no tocaban los de ella. Debido a la compresión demográfica tenía justo detrás a un hombre ( eso me pareció ) de avanzada edad, al que yo parecía haber despertado de su siesta. Un despertar concienzudo sin duda. Cuando me pongo, me pongo. Debía andar por los sesenta. Su piel era casi puro carbón, de moreno que estaba. Llevaba el cabello rizado y en su cuello lucía dos cadenas de oro impresionantes… Se había incorporado un poco y me miraba fijamente, sonriéndome. Sólo tuve arrestos para dibujar un leve gesto de desagravio y me giré otra vez. No había podido resistir a la tentación de mirar entre sus piernas. Y mis arrumacos cariñosos ( dirigidos a mi novia ) habían tenido éxito!!
Ella aún se ríe. Yo me fundiría. Él no sé...

Te espero Príncipe Azul aunque seas Rosa ...


Tengo la sensación de que me estás buscando.
No consigo sentarme cerca de esa ventana
sin pensar en  un posible mañana.
Empieza a llover y es entonces cuando soy consciente de que te necesito cerca de mí.
Ya no me vale la experiencia vivida, no me interesa creerme  que no existes. Te quiero y te quiero cerca.


 AbcdefghijkMOpqRstuvwxyz
Te espero, príncipe azul,  sin importarme del color que seas me apetece equivocarme en el sabor del helado que te gusta y demostrarte así que el de limón también es bueno. Me apetece que te olvides de que hoy es el día del amor e improvises una cena con flores para compensarlo, me apetece que leas mis poemas  y les pongas músicas de anuncios. Me apetece que intentes planchar las camisas para impresionarme, me apetece pensar en ti  todo el día y desear  con urgencia verte,  me apetece que tengas celos  del chico del quiosco porque me mira. Me apetece despertar contigo el domingo y llevarte el desayuno a la cama, me apetece que me ganes a las damas, me apetece que pasees a mi perro y estés contento por ello. Me apetece hablar con tu madre mientras me enseña fotos, me apetece que me pidas una y otra vez que te haga galletas, me apetece descubrir el restaurante de la esquina en jueves... Me apetece que te vistas de azul en luna llena, enciendas un fuego con leña y me llames mi dulce princesa …


   

Te espero príncipe Azul aunque seas Rosa... Verde, Gris, Granate, Rojo, Moteado o Canela

Angels (´)

JUST A GIGOLO?


Llegó, de repente, un día. Nunca antes la había visto por el bar. Y siempre, desde entonces, asistí al mismo ritual. Me pedía un Martini seco con dos aceitunas, que se bebía como si tuviera que ser el último. Casi con rabia. Pero siempre llegaba el segundo, que, ya más calmada, libaba como si fuera una mariposa. Gozando en cada sorbo. Yo no podía desviar mi mirada del fondo de la barra, lugar donde ella se sentaba día tras día. Alguna que otra vez tuve que disimular, atrapado por su instinto, pero sólo obtuve una leve sonrisa triunfal como reprimenda. Mientras servía a los demás clientes podía ver como todos sentían la misma atracción que sentía yo. Aunque ellos no sabían a quién había elegido ella. Y un servidor, que es muy humilde, pensaba que lo que sucedía era por casualidad. O por simple simpatía. O quizás por pena. Sí, seguro que era pena. Tengo buena planta y parezco inteligente. Y eso, teniendo en cuenta mi profesión, seguro que da un poco de pena a una yuppie de treintaypocos que está para parar un tren, pensaba yo. A mi también me daba pena esa especie de director general de algo, seguro, creía yo, que la venía a buscar, sin falta, cada día a las 7 en punto. Llegaba al fondo de la barra, con sus andares ostentosos y sus trajes de Armani, la besaba protocolariamente y me pedía un Chivas Regal de 18 años y ,sin cambiar ni un ápice en un mes, cuando yo se lo servía, pedía la cuenta. Lo de la señorita también, me decía. Al pagar, su Rolex de oro percutía contra el mármol de la barra, produciendo unos golpes secos y apagados. Cada día me pagaba con dos billetes de 20 y me dejaba el resto como propina. 15 euros! Gracias, señor, decía yo. Cada día. Y cada día él preguntaba: nos vamos? Y cada día ella decía vamos, mientras se levantaba y se dirigía, semi-abrazada por el joven potentado, hacia la salida. Pero lo que a mi me trastornaba, cada día, era que, al salir, ella se giraba, me miraba y sonreía con una mezcla de dulzura y morbo que, lo juro, cada día, petrificaba mi botafumeiro.

Estuve así un mes, entre miradas lascivas, Martinis, Rolex y Chivas Regal. Hasta que, un día de cada día, ella hizo algo diferente. Me llamó entre Martinis y, por fin, quedaron claras sus intenciones. Habrás notado que te miro, no?, me dijo sonriendo con tímida lascivia. Claro!, contesté intentando demostrar aplomo. La deseaba desde el primer momento, pero soy un caballero y no me meto en terrenos privados; aunque era hermosa, muy hermosa, y contesté pensando que la caballerosidad se fuera a la puta mierda. Mirándola, a ella, me sentía igual a todo el mundo, daba igual mi chaleco granate y mi corbatín, daban igual la camisa almidonada y los zapatos de charol, ella había visto en mi algo especial y, al fin, me lo iba a confesar. Por un momento me imaginé paseando con ella, agarrándola por el talle, compartiendo con ella un cartón de palomitas en el cine, o, en una noche de luna llena, bañándonos desnudos en una playa solitaria, acabando los dos follando como chimpancés, rebozados de arena. Cuántas cosas te pueden pasar por el coco en un puto segundo! Fue un puto segundo de ilusión, de incauta inocencia, incluso de interés subconsciente. El sueño americano no visitaba mi bar y yo no era el destino final de una mujer desconsolada, amargada por un marido que la tenía como se tiene una obra de arte. No señor. Eran la puta pareja perfecta!

- Te gustaría hacer un trío con mi marido y conmigo? - me dijo.

Yo ya no recuerdo qué contesté, después de frenar la lipotimia que se abalanzaba sobre mi, sólo sé que no ha vuelto más a mi bar y que la única mujer que me mira con lascivia es Paquita, la de la limpieza, que siempre me dice:

- Muchacho, tú estás muy mal aprovechado!


aFoRiSMo



A VECES, HACER LO QUE DEBES HACER ESTÁ MAL HECHO.

Sentir no es otra cosa que pensar ...

Decidió que eran las cinco de la tarde, cerró los ojos y pensó en aquel móvil de piedras que él le regalo. Al lado de la ventana los rayos de luz hacían destellar las piedras. Ángeles y hadas salían de ellas , decía su hija cuando lo veía … Hoy, como cada tarde desde hacía dos años, se perdía en aquel instante de intensa felicidad, de tanto pensar en ello había conseguido ser parte de ese móvil, ser turquesa, ser cristal de roca, ser hada, ser luz, ser los ojos de su hija Judith, ser la sonrisa de él, ser ella mirando la escena, ser rayo de sol, ser un todo… Ser aquel instante vivido como  merece cualquier belleza ser vivida, de una forma positiva y plena.
       La despertaron con los chillidos que ya le eran familiares, había aprendido a darse prisa, aunque no tuviera fuerza para ser de las primeras y poder coger material poco dañado y así le fuera menos costoso trabajar en las minas del campo de concentración. Horas y horas de calvario, su cuerpo débil, desnudo, desnutrido, sediento, profanado, humillado, desprovisto de identidad,… era LIBRE porque sabía que hoy a las cinco ese sueño volvería con ella.

 La guerra ha terminado y sentada en el jardín de la residencia mira como cada tarde a lo lejos.
Todos los suyos murieron en esa guerra, hermanos, padres,marido, su hija … Todos!
Me acerco a ella y la beso.
-Raquel en qué piensas?,  le pregunto.
Me sonríe. En un móvil mi niña, en un móvil..., me dice.

“Sentir no es otra cosa que pensar”
René Descartes
Angels (´)
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Para EL (´) Para Ellos Para Ellas ;)

No hay Silencio ...


No hay Silencio... Sólo faltan Palabras…
Sí que escribo, no podría dejar de  hacerlo, sólo es que estoy creado sin palabras

Angels (´)