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El Beso de las Estrellas

Las cosas buenas de este mundo están acotadas, fuera del alcance de la gran mayoría de individuos que, como hormigas, sólo atendemos a las señales de los que nos mandan. Para preservar la especie debemos olvidarnos de la mayoría de cosas que nos darían placer. Debemos ser consecuentes con la tarea que nos ha estado encomendada. Dar cada día un paso en pro de la comunidad y por la noche entrar en nuestro corral calentito, lleno de hierba tierna y agua fresca. Y despertar al día siguiente para ver cómo se abren las puertas y de qué manera el sol de la mañana nos deslumbra con su luz cegadora. Un día más para repicar la piedra de la basílica que construyen los que programan este software impertinente.
Yo repico a contracorriente! Me dicen debes hacer surcos de derecha a izquierda, y por mis huevos que mi martillo y mi escarpa percuten en el mármol en sentido contrario. Y me hundo en la paja del corral, por la noche, satisfecho de mi revolucionaria acción.
Soy idiota! Mi surco es tal y como estaba proyectado. Y, a simple vista, nadie puede adivinar por dónde empecé ni en qué lugar terminé. La dirección es la misma. Gasto tantas energías intentando hacer lo contrario de lo que me dicen que he pasado a ser uno de los trabajadores más ejemplares de la gran obra. Me he perdido en mi propio método. Mi antitodo ha extraviado el anti y mi todo lo comparto a regañadientes, pero aún así cada día me siento más satisfecho de las alabanzas de aquellos a los que quería guillotinar. Antes mis ganas de caminar sobre sus cabezas cortadas me daban vida, me ayudaban a salir del cercado con la energía adquirida por la tenencia de un fin.
Ahora siento la fuerza que me da la esperanza de yacer sobre uno de los lechos prominentes cuando , caída ya la noche, se me devuelva al redil.

Una vez, hace eones, tuve una inspiración espontánea. Sentí realmente, dentro de mí, la razón por la cual vale la pena existir y viajar por este estadio. Si todos, y yo de nuevo, pudiéramos extraer de nuestro interior ese miedo atávico a la muerte todas las cercas de los corrales se pudrirían. Y ,con poco empeño, las estrellas y la hierba de los pastos libres serían nuestro hogar. De día y de noche.

Cuando suena cualquier himno nacional…, cuando los telenoticias nos martillean con crisis, con guerras, con enfermedades, con futuras amenazas…, se desata en mis adentros un tornado que encuentra poca resistencia en mi boca cerrada.

- VIVA EPICURO !!!!!!
- VIVA EL HEDONISMO!!!!!



2 comentarios:

  1. Jajajja, quizás por mi romanticismo no declarado pero creo que si no existiera el no placer, seriamos incapaces de saborear el placer.

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  2. Para mi ni miedo ni muerte son ausencia de placer..., aunque uno debe entrenarse para gozar de ellos... Es una de las claves del pensamientos epicúreo... Ataraxia= Estado de tranquilidad del alma no turbada ni por deseos ni temores... Cabe el deseo y el temor, pero sin turbación...

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