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Un cuento




Esto es un cuento. Un cuento como casi todos los demás. Un cuento que surge de una historia triste, o truculenta, y que al final se reconvierte en una fábula maravillosa. Un cuento mágico, como casi todos los cuentos, lleno de trampas y obstáculos. Un cuento lleno de ogros, de enanos gruñones, de aves de Roc. Una historia con laberintos sin salida, pozos secos y desiertos inacabables. Es un cuento sin muchas ínfulas, un cuento no escrito. Alguien debe retomar el eco de sus frases y compartir el son volátil con los necesitados de su alquimia. Un cuento, al fin, para cerrar los suaves párpados de un niño y transportarlo al dulce mundo de los sueños. Los suaves párpados del niño que llevo dentro.
Este es el cuento de la princesa Lili. Encerrada en la torre más alta por razones que ni ella recuerda, pero acostumbrada a las sábanas de satén y a las cortinas de raso. Agradecida a su carcelero por los lujos que la sustentan a diario y que la eximen de los peligros externos. El cuento de la princesa Lili es un cuento triste, pero sólo un personaje de este cuento está a años luz de la tristeza. Los niños, atentos debajo de su manta, con los ojos asomando, están tristes. El que lo cuenta lo cuenta triste. Y todos los actores del cuento están tristes. Menos uno. Este es el cuento de la princesa Lili. Y la princesa Lili no está triste. Ni contenta. La princesa Lili no está triste ni contenta. Es el cuento de la guerra fría entre los sentimientos. A cambio de no temer, a cambio de no sufrir, a cambio de no sentir el frío en invierno ni el calor en verano, la princesa Lili ha renunciado al único derecho que le daba vida cuando, de pequeña, escuchaba al trovador del rey musicando preciosas historias de amor, tapada hasta la nariz por su manta, asomando los ojitos.
La princesa Lili sólo se permite otear el horizonte, muy de vez en cuando. Y, según qué cuentacuentos cuenta el cuento de la princesa Lili, el cuento tiene uno u otro final. En el final de mi cuento una figura aparece a lo lejos y la princesa Lili sonríe, abriendo un arcón secreto donde guarda una escalera de cuerda.

Ed il mio bacio sciogliera il silenzio che ti fa mia “.




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