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JUST A GIGOLO?


Llegó, de repente, un día. Nunca antes la había visto por el bar. Y siempre, desde entonces, asistí al mismo ritual. Me pedía un Martini seco con dos aceitunas, que se bebía como si tuviera que ser el último. Casi con rabia. Pero siempre llegaba el segundo, que, ya más calmada, libaba como si fuera una mariposa. Gozando en cada sorbo. Yo no podía desviar mi mirada del fondo de la barra, lugar donde ella se sentaba día tras día. Alguna que otra vez tuve que disimular, atrapado por su instinto, pero sólo obtuve una leve sonrisa triunfal como reprimenda. Mientras servía a los demás clientes podía ver como todos sentían la misma atracción que sentía yo. Aunque ellos no sabían a quién había elegido ella. Y un servidor, que es muy humilde, pensaba que lo que sucedía era por casualidad. O por simple simpatía. O quizás por pena. Sí, seguro que era pena. Tengo buena planta y parezco inteligente. Y eso, teniendo en cuenta mi profesión, seguro que da un poco de pena a una yuppie de treintaypocos que está para parar un tren, pensaba yo. A mi también me daba pena esa especie de director general de algo, seguro, creía yo, que la venía a buscar, sin falta, cada día a las 7 en punto. Llegaba al fondo de la barra, con sus andares ostentosos y sus trajes de Armani, la besaba protocolariamente y me pedía un Chivas Regal de 18 años y ,sin cambiar ni un ápice en un mes, cuando yo se lo servía, pedía la cuenta. Lo de la señorita también, me decía. Al pagar, su Rolex de oro percutía contra el mármol de la barra, produciendo unos golpes secos y apagados. Cada día me pagaba con dos billetes de 20 y me dejaba el resto como propina. 15 euros! Gracias, señor, decía yo. Cada día. Y cada día él preguntaba: nos vamos? Y cada día ella decía vamos, mientras se levantaba y se dirigía, semi-abrazada por el joven potentado, hacia la salida. Pero lo que a mi me trastornaba, cada día, era que, al salir, ella se giraba, me miraba y sonreía con una mezcla de dulzura y morbo que, lo juro, cada día, petrificaba mi botafumeiro.

Estuve así un mes, entre miradas lascivas, Martinis, Rolex y Chivas Regal. Hasta que, un día de cada día, ella hizo algo diferente. Me llamó entre Martinis y, por fin, quedaron claras sus intenciones. Habrás notado que te miro, no?, me dijo sonriendo con tímida lascivia. Claro!, contesté intentando demostrar aplomo. La deseaba desde el primer momento, pero soy un caballero y no me meto en terrenos privados; aunque era hermosa, muy hermosa, y contesté pensando que la caballerosidad se fuera a la puta mierda. Mirándola, a ella, me sentía igual a todo el mundo, daba igual mi chaleco granate y mi corbatín, daban igual la camisa almidonada y los zapatos de charol, ella había visto en mi algo especial y, al fin, me lo iba a confesar. Por un momento me imaginé paseando con ella, agarrándola por el talle, compartiendo con ella un cartón de palomitas en el cine, o, en una noche de luna llena, bañándonos desnudos en una playa solitaria, acabando los dos follando como chimpancés, rebozados de arena. Cuántas cosas te pueden pasar por el coco en un puto segundo! Fue un puto segundo de ilusión, de incauta inocencia, incluso de interés subconsciente. El sueño americano no visitaba mi bar y yo no era el destino final de una mujer desconsolada, amargada por un marido que la tenía como se tiene una obra de arte. No señor. Eran la puta pareja perfecta!

- Te gustaría hacer un trío con mi marido y conmigo? - me dijo.

Yo ya no recuerdo qué contesté, después de frenar la lipotimia que se abalanzaba sobre mi, sólo sé que no ha vuelto más a mi bar y que la única mujer que me mira con lascivia es Paquita, la de la limpieza, que siempre me dice:

- Muchacho, tú estás muy mal aprovechado!


aFoRiSMo



A VECES, HACER LO QUE DEBES HACER ESTÁ MAL HECHO.

Sentir no es otra cosa que pensar ...

Decidió que eran las cinco de la tarde, cerró los ojos y pensó en aquel móvil de piedras que él le regalo. Al lado de la ventana los rayos de luz hacían destellar las piedras. Ángeles y hadas salían de ellas , decía su hija cuando lo veía … Hoy, como cada tarde desde hacía dos años, se perdía en aquel instante de intensa felicidad, de tanto pensar en ello había conseguido ser parte de ese móvil, ser turquesa, ser cristal de roca, ser hada, ser luz, ser los ojos de su hija Judith, ser la sonrisa de él, ser ella mirando la escena, ser rayo de sol, ser un todo… Ser aquel instante vivido como  merece cualquier belleza ser vivida, de una forma positiva y plena.
       La despertaron con los chillidos que ya le eran familiares, había aprendido a darse prisa, aunque no tuviera fuerza para ser de las primeras y poder coger material poco dañado y así le fuera menos costoso trabajar en las minas del campo de concentración. Horas y horas de calvario, su cuerpo débil, desnudo, desnutrido, sediento, profanado, humillado, desprovisto de identidad,… era LIBRE porque sabía que hoy a las cinco ese sueño volvería con ella.

 La guerra ha terminado y sentada en el jardín de la residencia mira como cada tarde a lo lejos.
Todos los suyos murieron en esa guerra, hermanos, padres,marido, su hija … Todos!
Me acerco a ella y la beso.
-Raquel en qué piensas?,  le pregunto.
Me sonríe. En un móvil mi niña, en un móvil..., me dice.

“Sentir no es otra cosa que pensar”
René Descartes
Angels (´)
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Para EL (´) Para Ellos Para Ellas ;)

No hay Silencio ...


No hay Silencio... Sólo faltan Palabras…
Sí que escribo, no podría dejar de  hacerlo, sólo es que estoy creado sin palabras

Angels (´)

SER SIMéTRICO






Se fue. Estuvo lejos. Se apartó de todos los que la querían. Se diluyó en la oscuridad y se mezcló con el silencio. Se arrancó de cuajo los recuerdos. Uno es lo que dibuja en su memoria. Uno es lo que sostiene en la cuerda floja de sus sentimientos. Y, para ella, recordar lo que recordaba y sentir lo que sentía era como precipitarse al vacío. Volar a través de la negra nada. Quiso ser otra. Andar sin metas. Conocer a muchos sin echar raíces. Sin correr, sin disputas. Reducir su mañana a un solo amanecer. El de cada día siguiente. Quiso entender el porqué de algunas cosas y se negó a preguntarse la razón de la mayoría. Y creció, se hizo fuerte. Sin pasiones a largo plazo, sin deseos inútiles. Sin demandas. Su voluntad no se agrietaba y el sinsabor de su estela se alejó enganchándose con el eco de sus pasos. Quería escuchar y escuchó. Quería ser transparente como el aire, y calló. Y no preguntó, no me preguntó, ni nos preguntó. Ya sabía la respuesta.

Sus ojos me miran, inexpresivos, sin luz. El color de su tez ha empalidecido y el aroma de su piel, hace poco jazmín en rama, adquiere poco a poco el hedor de la Noche Infinita. No me ve, ni me oye. Ni me huele, ni me nota. Tengo ante mi lo que un día fue el cuerpo que tanto adoraba. Lo veo marchitarse día a día. Ante mi está el altar donde yo comulgaba y ya nada sacro emana de su sagrario. Debería sentir tristeza, una gran melancolía. Podría dolerme evocar falsas sensaciones, crear falacias escribiendo en una partitura quebrada. Pero estoy frío como lo va a estar ella. Y desde el fondo de mi espíritu emerge un monstruo invencible que va devorando lo que encuentra a su paso. Tengo un espejo delante y me miro en él. Estoy al revés, lo sé. Donde tengo la diestra veo siniestra, pero da igual. La palabra que se dibuja en mi semblante se lee en todos los sentidos. MIEDO! Nada más que MIEDO!

Fin del CUENTO






... y ,a medida que avanzaba, la música se hacía más nítida y el camino más amable. Ni se daba cuenta de que al principio había perdido toda la ropa, enganchada en unas ramas que le parecieron hostiles. Hostiles? Las ramas eran un mero instrumento purificador. Para sentir con el alma esa música Lili debía ser sólo Lili. Dejar a la princesa en la cuneta, dejar los recuerdos amenazadores en la punta de su diadema. Ve hacia la luz Lili, ve hacia la luz! Y a mi, y a nosotros, a todos los que deseábamos que Lili fuera valiente se nos dibuja un gesto de emoción. Estamos contentos por ella. Ella es el espejo en el que queremos reflejarnos mientras observamos un camino del que emana nuestra música. Una música que nos hace llorar.

Confianza ciega?


“… con las isóbaras muy juntas que nos avisan de un temporal fuerte de viento del noroeste… , el frente frío acompañado de la humedad del Atlántico y alimentado por la fuerte depresión…., fuertes nevadas y frío intenso todo el fin de semana…., se recomienda no viajar bajo ningún concepto si el destino son los Pirineos…”

Lo decía con cara de satisfacción. Pensé en los malditos hombres del tiempo, que sólo gozan siendo aves de mal agüero. Que su nivel de adrenalina empieza a aumentar cuando se convierten en agoreros. Para ellos las espirales que forman las borrascas son como pinceladas artísticas del Gran Hacedor. Se corren con los huracanes, gimen de placer ante una Gota Fría… Y parecía que durante el próximo fin de semana sus sentidos experimentarían hondonadas de placer.

“ … Recuerden, si no es indispensable no viajen al Pirineo. Buenas noches y buen fin de semana! “

Nuestros planes al carajo? Un fin de semana que tenía que llegar a ser fantástico se revolvía en contra nuestra por culpa de las nuevas tecnologías. Putos satélites!

- Que den pol saco a David Seco el metereólogo – le dije a Paco, mi compañero de piso -, prepara tus cosas. En dos horas salimos para Cerler.

……………………………………………

La noche anterior, durante el viaje, pudimos observar la magnificencia de Orión, vigilando los movimientos de las constelaciones. La Luna, extremadamente pálida y luminosa, guiándonos todo el camino. En resumen, ni una gota, ni un copo, ni tan siquiera un soplo de aire que se pudiera catalogar de moderado.
Estábamos disfrutando, Paco y yo, de la mejor sesión de esquí de toda nuestra vida. La nieve estaba perfecta y la estación casi desierta. Subíamos y bajábamos sin descansar, sin oposición, sin colas en los remontes… Una auténtica gozada.
En la enésima subida - supongo que alguna gente ya se había dado cuenta de lo que se cocía por la estratosfera – tuvimos que esperar en una mini cola para coger el remonte. Fue cuando oí una voz familiar que decía: Ves como te dije que hoy no habría nadie! Alguien se rió, junto a la risa del poseedor de la voz conocida. La curiosidad me mataba y me giré, rayando con mis esquís los esquís del hombre que había hablado.

- Ui, perdón! - dije , asombrándome ante la presencia de un David Seco sonriente que, con un gesto condescendiente, restaba importancia a mi desliz.

CUENTO II



... y la princesa se encontró, de golpe, al pie de la torre. Su guardián alertaba desde la ventana con aullidos de lobo que descendían a peso desde las alturas. Lili, la princesa Lili, asustada e indecisa, corrió hacia el bosque con todas sus fuerzas. No tenía arrestos para girarse, pero oía con nitidez el eco de los pasos de sus perseguidores. Corre Lili, no te gires, no te detengas, corre tanto como puedas! Lili oyó mi voz, oyó nuestra voz, oyó la voz de todos los que deseamos su libertad. Y corrió, y no se detuvo, y no se giró. Las ramas de los arbustos rasgaban la seda de su falda, desgarraban sus medias de hilo paquistaní. Las piedras del sendero partieron uno de los tacones de sus zapatos italianos. Y una rama envidiosa invadió el territorio sacro de su corsé, partiendo el cordón que lo anudaba. Descalza, sin falda y sin que nada oprimiera su delicado talle, Lili sintió por primera vez la sensación de libertad. Por primera vez respiró y por primera vez se sintió ágil, liviana, casi ingrávida. Casi perdió el sentido de la realidad. Un casi cruel. Los ladridos de los sabuesos del rey se acercaban y el despertar de Lili fue mi despertar, nuestro despertar, el despertar de los que deseamos que Lili vuele. Y Lili se encontró en un cruce de caminos y dudó. Un camino ancho, sin piedras, con luz, marcaba una senda familiar – una senda que Lili creía recordar -, un camino que le permitiría correr sin tropezar. Un cartel indicador con la leyenda SENDA MARCADA parecía estar justo ahí en señal de ayuda. No elijas porqué sí Lili, escucha tu corazón. Lili volvió a oír mi voz, nuestra voz, la voz de los que le deseamos la mejor de las aventuras. Y Lili se dispuso a otear el segundo camino. Un paso estrecho, oscuro, adusto, invadido por la oscuridad. Escoltado a banda y banda por los brazos amenazadores de una tupida vegetación. Un camino tenebroso, aunque del fondo surgía una música maravillosa. Un paso ciego hacia un final hermoso? O una trampa diabólica? Miró de nuevo, nerviosa – casi alcanzada por la guardia real -, hacia la vereda libre de obstáculos. Al fondo vio la figura de su padre, el rey, dibujando el gesto de un futuro abrazo, asomando una sonrisa. Con una llave en la mano. Elige bien Lili, elige bien! Mi voz, vuestra voz, la voz del deseo. Y Lili, al fin, se dejó llevar por la música, aunque la devorara el camino.


Encontre mi media Naranja ... Me enamore

*leer este blog sin escuchar la música a la vez es como una noche de estrellas fugaces con NUBES
;)








Al fin encontré mi media naranja, Me he enamorado.

Cuando el amor llega nada puedes hacer por evitarlo.
Cuántos tópicos debo reconocer que son ciertos! Y pensar que hace tan sólo unas horas era de las que decía que el amor a primera vista no existía. Hoy le he conocido y sé que nuestro amor será eterno.
Debéis permitirme contarlo, sé que os puede parecer coñazo tener que leer cómo al fin he encontrado  a mi media naranja, pero pensad que si todavía no la habeis encontrado os brindo una esperanza real para que podais encontrarla.  Y los que ya la teneis entenderéis la necesidad que tengo de pregonarlo en todas direcciones.
Como la mayoría de veces mi nevera estaba vacía y esta tarde me decidí a ir al súper.
Nunca hice caso a quien me decía el amor esta en cualquier esquina y cuando menos te lo esperes aparecerá, en la calle, un bar o en el SUPER. Vestida de estar por casa con la misma camiseta que unos minutos antes había estado en el sofá con un gato encima, con los tejanos usados los últimos veinte años y las sandalias que estuvieron de moda en el siglo pasado, bufffffffffffffffff como me arrepentí de no haberme puesto rímel nunca.
Entro en el súper segura de mi misma, con ganas de terminar pronto, siempre me digo sólo necesito un par de cosas, con el carro pequeño vale…
1º pasillo productos de limpieza (paso de largo)
2º pasillo comida para animales (parada obligada)
3º pasillo yogures, lácteos y helados (ñañaññañaññaññam)
4º pasillo pasta y huevos (ambos siempre hacen falta)
5º pasillo embutidos y latas varias… Diosessssssss lo han vuelto hacer, los manipuladores y embaucadores del departamento de márketing han cambiado las cosas de sitio, para que mi débil mente compradora compulsiva se líe en los pasillos y vea que hay más cosas que podría comprar... Con los nervios mi cuerpo empieza a temblar, convulsiono de tal forma que doy manotazos a todo lo que esta cerca de mi y de pronto
mi visión se nubla y caigo desplomada. Pierdo la noción del tiempo, pero ya no me importa… Oigo susurros y rumores cerca de mi, abro los ojos y le veo pegado sobre mi cuerpo... No puedo describir en palabras lo que sentí (tampoco pude al gerente del súper, ni empleados, ni a toda la gente que nos observaba), pero fue amor a primera vista. Con la explosión de ansiedad en uno de los manotazos tiré toda una estantería de zumos. Todos menos uno, mi MEDIA NARANJA. Lo supe enseguida y él también,. Alguien hizo zumo de él, pero el amor es tan fuerte entre nosotros que al fin nos hemos encontrado.




Réquiem


Recuerdo de todos tus hijos ( menos de Ricardo, que no dio nada )”, así de cruel es la vida con la muerte. Leí este epitafio en una de mis visitas al cementerio . Una madre difunta, creo recordar el nombre de Agripina Andrés, envuelta de por vida en trifulcas entre hermanos. Estoy con Agripina al cien por cien y tuve la tentación de pasarme la tarde repicando con una escarpa esas letras grabadas con tal mal gusto. De los hermanos me quedo con Ricardo, no lo conozco, pero unos familiares capaces de dejar un mensaje así son dignos de mi más absoluta antipatía. Quizás sea un hombre perverso, según sus hermanos nada solidario, alguien capaz de poner su nombre ( y el de su madre ) en mala posición sólo por no tener que verlo al lado de sus familiares… Quizás Ricardo sea un auténtico cabrón. No lo sé. Pero delante de la lápida se me despertaron algunos instintos nada civilizados. Y ninguno en su contra. Está claro, también, que Agripina no educó nada bien a su prole. Que ante la desaparición de un ser querido el único valor que se tiene en cuenta no es el de la transmutación de materia en éter, sino todo lo contrario… El de la transmutación del éter ( aquí el alma de Agripina ) en materia ( digamos que los bienes que esta no pudo llevarse al más allá ). Haeredis fletus sub persona risus est.*
Los paseos por el camposanto suelen relajarme, me inspiran, mi introspección viaja de ida y vuelta una y otra vez. Imagino las vidas y los hechos de los que me saludan con la mirada, en sus retratos pegados al mármol, intento adivinar personalidades y alguna vez me siento aturdido por la fuerza de unos ojos que me examinan desde la piedra. Las flores de plástico me deprimen, las lagartijas tomando el sol en las losas calientes me dan envidia, los cipreses apuntando a lo alto me producen tortícolis… y, sobre todo, el laberinto que forman las pequeñas callejuelas - bloques de nichos simétricos como aparadores de la única y gran verdad - me abruma. Un laberinto del que yo, por más que lo pretenda, nunca daré con la salida. Aunque buscándola encontré un buen epitafio. No soy egoísta y lo cedo. Yo seguiré indagando por los recovecos sombríos.

Toda la vida buscando una salida, hasta que la salida me
encontró a mi!


* El llanto del heredero es sonrisa enmascarada.

Fue de compras y se compró una nueva vida.




Todas las mujeres tenemos historias personales de las que no hablamos y quizás todavía no hemos llorado. 
Llega una edad en toda mujer en la que sabemos que el vivieron felices y comieron perdices
es sólo el final de un mal cuento. 
“No esperes nada, no desees nada y todo lo que te llegue será un regalo”. Y durante algún tiempo no esperas nada…
Lo malo de las historias secretas de las mujeres es que nos apartan de nuestra libre manera de ser, de nuestra auténtica naruraleza,llevándonos a no escoger lo que realmente queremos. Y perdernos el autentico valor de nuestra vida. Alguien en un cuento nos encantó y ese hechizo todavía nos genera dudas hoy en día.


Llega el otoño y mi piel empieza a despertarse. Aromas, colores y sensaciones nuevas.
Hoy no me apetece amarte, hoy me apetece mucho más amarme a mi misma. Aquí te quedas! Yo me deshechizo.


El cuento termina diciéndote;
Había una vez una preciosa y libre mujer que se sonrío a ella misma,  fue de compras y se compró una nueva vida.


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UN BON COR



Ànima de canti,
bola de cotó fluix...,
el meu gosset de peluix.
......

Quan la clau gira, es trenca el silenci absolut. Et recargoles com una boa i avances fent esses. Et crido i somiques, ratllant el parquet. Les teves urpes rellisquen damunt de la fusta, derrapes, te la fots... Però no pateixo, no vas molt de pressa... Quedes una mica atordit, però em mires fixament amb aquests ullets de bola de vidre i et sento panteixar...

.......

Un cabdell nuat,
i un pèl gamarús...,
el meu gosset de peluix.

.......

Ets de bona pasta, et fas amb tothom. El teu territori està farcit d’enemics. De invasors desconfiats que et miren amb distància. Tu no entres en disputes, ets el millor amfitrió… Sempre a l’espera d’una guitza amistosa que empenyi una pilota, o una bola de paper, o una cigala de corda. Tira-la, tira-la, demanes. Un i altre cop. M’he arribat a creure que tens la memòria d’un peix i que et penses que sempre és el primer cop. Quina meravella!

.........


T’estimo gosset,
ets un bon jan...,
els anys passen volant.

..........

Ets gran sí, però tens la virtut de fer créixer la criatura que porto dins quan et miro. M’agradaria, per un moment, poder veure’m com tu em veus. Sentir la meva olor com tu la sents. Notar la meva tristesa i la meva alegria. He llegit que hi veus en blanc i negre – o hi veies, ara hi veus poc -, i segur que és veritat. A tu no et fan falta els colors, no et fan falta perquè tu els poses.

............


Ànima de canti,
bola de cotó fluix...,
el meu gosset de peluix.

Un cuento




Esto es un cuento. Un cuento como casi todos los demás. Un cuento que surge de una historia triste, o truculenta, y que al final se reconvierte en una fábula maravillosa. Un cuento mágico, como casi todos los cuentos, lleno de trampas y obstáculos. Un cuento lleno de ogros, de enanos gruñones, de aves de Roc. Una historia con laberintos sin salida, pozos secos y desiertos inacabables. Es un cuento sin muchas ínfulas, un cuento no escrito. Alguien debe retomar el eco de sus frases y compartir el son volátil con los necesitados de su alquimia. Un cuento, al fin, para cerrar los suaves párpados de un niño y transportarlo al dulce mundo de los sueños. Los suaves párpados del niño que llevo dentro.
Este es el cuento de la princesa Lili. Encerrada en la torre más alta por razones que ni ella recuerda, pero acostumbrada a las sábanas de satén y a las cortinas de raso. Agradecida a su carcelero por los lujos que la sustentan a diario y que la eximen de los peligros externos. El cuento de la princesa Lili es un cuento triste, pero sólo un personaje de este cuento está a años luz de la tristeza. Los niños, atentos debajo de su manta, con los ojos asomando, están tristes. El que lo cuenta lo cuenta triste. Y todos los actores del cuento están tristes. Menos uno. Este es el cuento de la princesa Lili. Y la princesa Lili no está triste. Ni contenta. La princesa Lili no está triste ni contenta. Es el cuento de la guerra fría entre los sentimientos. A cambio de no temer, a cambio de no sufrir, a cambio de no sentir el frío en invierno ni el calor en verano, la princesa Lili ha renunciado al único derecho que le daba vida cuando, de pequeña, escuchaba al trovador del rey musicando preciosas historias de amor, tapada hasta la nariz por su manta, asomando los ojitos.
La princesa Lili sólo se permite otear el horizonte, muy de vez en cuando. Y, según qué cuentacuentos cuenta el cuento de la princesa Lili, el cuento tiene uno u otro final. En el final de mi cuento una figura aparece a lo lejos y la princesa Lili sonríe, abriendo un arcón secreto donde guarda una escalera de cuerda.

Ed il mio bacio sciogliera il silenzio che ti fa mia “.




CROSSROAD BAR


Conocí a Stewart Melville en mi primer viaje a Nueva York, paseando por Christopher St, en Greenwich Village - mi primera novia estudiaba en la Universidad de Nueva York y el mío era un viaje patético para fortalecer nuestros lazos. Con mucho tiempo libre para ver, oír, sentir…, empaparme de novedades que, a la larga, reformatearían mi disco duro. Bastante libre en cuanto a espacio, dicho sea de paso -. Me sentía grande caminando por debajo de los árboles de sus calles residenciales. Era otoño y el color de las hojas daba un aire de simetría al espectro cromático que asimilaba mi cerebro. Las supervivientes, agarradas a las ramas en un ejercicio instintivo, se reflejaban en las que yacían ya en el suelo. Algunas procedían a su primer y último vuelo, de la rama al asfalto… , otras crepitaban bajo mis pies, quejosas. Produciendo una reverberación seca pero profunda. Las escaleras de entrada a las casas de dos pisos me tenía en estado de alerta, quizás Woody saliera a todo gas, persiguiendo a una estudiante de arte joven y guapa. Eso sí, neurasténica. Iba distraído, con un ensimismamiento algo artificial - pose de turista intelectual, diría yo -, aunque el goce era inmensamente sincero. Mi interior hervía y muchos datos que, hasta el momento, consideraba inamovibles se evaporaban al compás del vals que bailaban las hojas mecidas por el leve viento. Al llegar a la esquina me encontré con una calle en pleno bullicio, con un ajetreo contagioso. Tiendas de toda clase, galerías de arte, restaurantes y, sobre todo, lo que me llamó la atención. Una furgoneta, parada delante de una marquesina, de la que estaban descargando instrumentos musicales. Un hombre maduro, aunque lleno de energía, mandaba a los operarios que, con sumo cuidado, introducían el material a través de la puerta que cobijaba la marquesina. Me interesó y me acerqué. Una entrada vintage custodiada por dos pizarras en las que se leía: Upcoming Shows Next Week, y una serie de artistas para las siguientes noches.
Lo que sigue me lo salto, aunque Stewart siempre me toma el pelo con la cara de estupefacción que tenía al despertar de la lipotimia, en uno de los sofás antiguos del local. Stewart y yo nos hemos hecho inseparables desde entonces, incluso creo que no volví jamás al piso de… cómo se llamaba? No me acuerdo. No había nadie, era pronto, pero empezaron a sonar las notas de Voodoo Child en el escenario. Me giré y no pude dar crédito a mis ojos. El mismo Jimi Hendrix rascando su Fender Stratocaster, tocando únicamente para mí. Stewart sonrió y me acercó un programa de mano. Lee, me dijo con un gesto. No me lo podía creer, estas cosas deben asimilarse. Al tiempo que asumía que en días venideros actuarían Stevie Ray Vaughan, Elmor James, Robert Johnson y Muddy Waters, acabó la prueba de Jimmy y por el micro oí su voz diciendo: Bienvenido al Crossroad Bar , colega!

COLEGA.- 1/ Tratamiento que se da a menudo entre compañeros. 2/ Cada uno de los que ejercen una misma función considerado con relación a los otros...

Golden Dermis


Territorio dorado de fronteras sedosas.
Límite de sentimientos,
cámara acorazada.
Cañones profundos a través del desierto,
dunas áureas de arena ,
sembrando su esencia granítica.
Órgano tangente del deseo atávico…
Universo externo,
tacto ávido de sensaciones…, luz y sombra.
Moqueta de raso,
sayo sagrado……, estuche de éter.
Árbol del bien y el mal, fruta prohibida.
Serpiente del engaño, ángel exterminador.
Príncipe de las tinieblas…..y espíritu santo.

Paraíso de escalofríos,
Auténtico vergel…..
Ver el mundo a través de su piel!

Queda tan bien tu ropa en mi armario… que verte hacer la maleta me mata.


Llego a casa. Un día duro, pero cuándo no lo es?

Todo está como lo dejé, excepto el café del desayuno, que olvidé ponerlo en el fregadero y toda una familia vive en cafeína
(alguien sabrá si los insectos sufren las consecuencias de la cafeína, como los humanos?). Mientras lo lavo recuerdo cuando estaba con él. Cuando empezamos nunca me despertaba sola, estaban aquellos dulces ojos azules mirándome o una nota me esperaba en la mesa del comedor. Luego las cosas fueron cambiando y un día todas las notas, que guardaba como tesoro, se estamparon en aquellos ojos azules. Hubo un tiempo medio, dulce tiempo medio, pero sinceramente lo mejor fue el principio, encontrarnos, enamorarnos, vernos a escondidas y hablar horas y tiempo sin pausa … Y por supuesto ahora fuera de entonces, aquel final, apoteósico, fantástico y pasional.

Ya la taza limpia, cambia el ritmo de mis pensamientos, me pongo ropa cómoda, descalza ando por casa buscando la pinza del pelo que olvide en algún rincón ayer, me sirvo una copa de vino y un trozo de pollo a l'ast . La música de un anuncio suena y la piel se me eriza, creo tener añoranza un instante, pero al segundo me doy cuenta que lo que realmente siento en mi piel es libertad, una felicidad un tanto extraña me recorre toda. Es posible que lo que realmente quiera y me haga feliz no sea exactamente lo que los demás me han inculcado que he de desear? Tendría lógica y explicaría la serie de cortocircuitos que en ocasiones me hacen dudar de lo que realmente quiero.

Recuerdo el día que se fue, llegué a casa y había una nota en la mesa, él estaba en la habitación haciendo la maleta. Solo le pude decir, con la nota en mi mano sin leer:

-Queda tan bien tu ropa en mi armario… que verte hacer la maleta me mata.

Lo había oído en una película y siempre me apeteció decir esta frase, creí que era el momento ideal. La tenía preparada por si la necesitaba . Después la de siga ese taxi, pero la primera ya causó efecto, y además se fue andando.

… Después leí la nota;
- Me voy, siempre supe que eras Ángel y Demonio, de verdad quería aceptarlo, creí
que sería capaz de estar entre los dos, pero no puedo …


Me sirvo un poco más de vino mientras me instalo en el sofá. Quién soy de las dos,
Ángel o Demonio?

El Beso de las Estrellas

Las cosas buenas de este mundo están acotadas, fuera del alcance de la gran mayoría de individuos que, como hormigas, sólo atendemos a las señales de los que nos mandan. Para preservar la especie debemos olvidarnos de la mayoría de cosas que nos darían placer. Debemos ser consecuentes con la tarea que nos ha estado encomendada. Dar cada día un paso en pro de la comunidad y por la noche entrar en nuestro corral calentito, lleno de hierba tierna y agua fresca. Y despertar al día siguiente para ver cómo se abren las puertas y de qué manera el sol de la mañana nos deslumbra con su luz cegadora. Un día más para repicar la piedra de la basílica que construyen los que programan este software impertinente.
Yo repico a contracorriente! Me dicen debes hacer surcos de derecha a izquierda, y por mis huevos que mi martillo y mi escarpa percuten en el mármol en sentido contrario. Y me hundo en la paja del corral, por la noche, satisfecho de mi revolucionaria acción.
Soy idiota! Mi surco es tal y como estaba proyectado. Y, a simple vista, nadie puede adivinar por dónde empecé ni en qué lugar terminé. La dirección es la misma. Gasto tantas energías intentando hacer lo contrario de lo que me dicen que he pasado a ser uno de los trabajadores más ejemplares de la gran obra. Me he perdido en mi propio método. Mi antitodo ha extraviado el anti y mi todo lo comparto a regañadientes, pero aún así cada día me siento más satisfecho de las alabanzas de aquellos a los que quería guillotinar. Antes mis ganas de caminar sobre sus cabezas cortadas me daban vida, me ayudaban a salir del cercado con la energía adquirida por la tenencia de un fin.
Ahora siento la fuerza que me da la esperanza de yacer sobre uno de los lechos prominentes cuando , caída ya la noche, se me devuelva al redil.

Una vez, hace eones, tuve una inspiración espontánea. Sentí realmente, dentro de mí, la razón por la cual vale la pena existir y viajar por este estadio. Si todos, y yo de nuevo, pudiéramos extraer de nuestro interior ese miedo atávico a la muerte todas las cercas de los corrales se pudrirían. Y ,con poco empeño, las estrellas y la hierba de los pastos libres serían nuestro hogar. De día y de noche.

Cuando suena cualquier himno nacional…, cuando los telenoticias nos martillean con crisis, con guerras, con enfermedades, con futuras amenazas…, se desata en mis adentros un tornado que encuentra poca resistencia en mi boca cerrada.

- VIVA EPICURO !!!!!!
- VIVA EL HEDONISMO!!!!!



Alicia y el árbol

Alicia saca su sofá naranja al jardín para que se lo lleven a la basura. Tiene quemaduras de cigarrillo por todos lados. Es que tiene la costumbre de apagar sus recuerdos en el sofá e incendiar el tiempo y las palabras.

Su sofá naranja se lleva sus recuerdos. Pero, súbitamente, uno se cae del sofá y se organiza a la sombre de un árbol en el jardín. Alicia se recuesta sobre la sombra y cae en sus recuerdos: la noche con luna tiritando en el portal, la mano tibia que recorre su cintura, la boca tersa que se ajusta a sus labios y el temblor posterior cuando suavemente algo la penetra y la deja volando en el tiempo.

Abre los ojos. Sale de la sombra del árbol de un salto… ¿Qué hace este recuerdo aquí? Se pregunta asombrada.


Alicia no puede evitar que la tarde haga suya la sombra del árbol donde habita ese recuerdo. Alicia no puede vivir sin recuerdos. Y cuando Alicia está sola, se cobija en la sombra de su árbol. Un recuerdo siempre son dos brazos que te abrazan cuando nadie más lo hace.


Druida de noche.